In Memoriam del Dr. Antoni Xaubet Mir
Cesar Picado /
Todos pasamos por la vida generando sentimientos variados en nuestros congéneres. Hay quien despierta admiración o cariño, otros envidia o rechazo y también hay quien pasa desapercibido por deseo propio o porque resulta simplemente indiferente al común de los ciudadanos. También hay quien proyecta una imagen compleja que genera sentimientos y reacciones dispares. El Dr. Antoni Xaubet Mir era todo un personaje, con una personalidad poliédrica que no dejaba a nadie indiferente. En muchas situaciones se mostraba como una persona afectiva, capaz de conectar y establecer amistades estrechas y duraderas con personas, aparentemente, alejadas de su estructura y entorno emocional. En otras circunstancias, su impaciencia lo llevaba a cortar por lo sano situaciones que requerían algo más de templanza. En estos momentos alguien podría pensar que era una persona desconsiderada, cuando en realidad el tono desabrido nacía de su rechazo a perder el tiempo “mareando la perdiz”. Podía indistintamente recurrir a una jaculatoria clásica religiosa o a una expresión que podía herir sentimientos religiosos, como forma preventiva para evitar cualquier tipo de accidente, ya fuera al realizar una intervención invasiva diagnóstica arriesgada o al inicio de un viaje en automóvil o en avión. De carácter habitualmente afable y tranquilo, podía ofrecer también la imagen impactante de un seguidor de un equipo de futbol gritón y desconsiderado con jugadores contrarios y árbitros. Estas eran algunas muestras de la personalidad poliédrica del Dr. Xaubet, que a los que lo conocíamos nos llevara a definirlo como una persona “entrañable”. Se entiende que lo definiéramos así, ya que un ser entrañable es aquel que despierta espontáneamente cariño, que en su caso, con frecuencia, se asociaba a reacciones de perplejidad o sorpresa frente a sus actitudes y desplantes.
El Dr. Xaubet se formó como neumólogo en el Servicio de Neumología y Alergia Respiratoria del Hospital Clínic de Barcelona. Cuando acabó la residencia se incorporó a la sección de endoscopia del servicio y accedió por concurso de méritos a una plaza de adjunto del servicio. Con el Dr. Albert Marin, a la sazón responsable de la unidad, se formó como endoscopista, labor en la que continuó posteriormente durante toda su vida profesional, ocupando unos años más tarde la dirección de la unidad al trasladarse el Dr. Marín a otro hospital. Por sus manos agarradas al fibrobroncoscopio han pasado y se han formado decenas de residentes, entre ellos, Carlos Agustí que le sustituyó al frente de la unidad.
Fue pionero en España en la introducción del lavado broncoalveolar para el estudio de las enfermedades intersticiales. Para ello organizó un pequeño laboratorio, en el que el mismo actuaba como citólogo evaluador del lavado. Incorporó diversas técnicas para el análisis pormenorizado de la celularidad presente en las muestras del lavado, con el fin de lograr más precisión en el diagnóstico.
Su tesis doctoral versó sobre la utilidad del lavado bronquial en el estudio de la enfermedad intersticial ocasionada por la inhalación de fibras de asbesto. A partir de esa experiencia, su labor investigadora se dirigió al estudio de las enfermedades intersticiales pulmonares, a las que se dedicó la mayor parte de su vida profesional.
Con la finalidad de poder desarrollar proyectos de investigación sobre los mecanismos responsables de la fibrogénesis pulmonar, completó su formación en la Universidad McMaster (Hamilton, Ontario, Canadá), en el laboratorio dirigido por el Dr. Manel Jordana. A su vuelta puso en marcha las técnicas de cultivo de fibroblastos procedentes de pulmones de pacientes fibróticos, lo que le permitió, entre otras, investigar el papel de la vía de la ciclooxigenasa en el desarrollo de la fibrosis pulmonar. Destacó por su labor investigadora creativa y pionera en varios campos, trabajando con sus colaboradoras más cercanas María Molina y Anna Serrano. Con Anna desarrollaron una idea original para tratar la fibrosis pulmonar idiopática mediante terapia celular. Fue coautor de numerosas recomendaciones y guías nacionales e internacionales para el estudio, clasificación y tratamiento de las enfermedades intersticiales. Sus numerosos trabajos de investigación están publicados en revistas prestigiosas.
A la SEPAR le dedicó horas y empeño, tanto en labores de gestión, fué tesorero de la sociedad, como en la organización del grupo dedicado al estudio y tratamiento de las enfermedades intersticiales, en el que ocupó todos los cargos de dirección. Fue invitado por el Dr. Julio Ancochea, uno de sus mejores amigos, a dar la Conferencia Manuel Tapia y nombrado Socio de Honor de la SEPAR, distinción de la que se sentía muy orgulloso y que interpretó como un reconocimiento a su labor en pro del desarrollo y crecimiento de la sociedad.
Destaca también su labor en la redacción de Archivos de Bronconeumología, en la que dejó el recuerdo de un trabajador riguroso e infatigable. Toni escribía muy bien en castellano y en inglés. Sus trabajos estaban estructurados y elaborados de forma rigurosa con un lenguaje sencillo y preciso.
Los achaques físicos le acompañaron la mayor parte de su vida, en especial los 6 últimos, que le obligaron a abandonar de forma prematura su trabajo en el hospital. Ello no impidió que siguiera siendo muy activo y continuara contribuyendo en proyectos de investigación y actualizaciones de guías de diagnóstico y tratamiento de las enfermedades intersticiales pulmonares.
Como todo ser humano, incluso los que como él están dotados de una gran resilencia, tenía momentos de desánimo. Tuvo la fortuna de tener a su lado a Encarna, su compañera de toda la vida. Cuando el mundo parecía derrumbarse el ánimo, cariño y, porque ocultarlo, paciencia de Encarna, permitía volver a la casilla de salida y reemprender otra vez el camino de la pasión que alimentó la existencia del Dr Xaubet, la pasión por la medicina.
Leyendo hace unos días a Rabindranath Tagore, el gran pensador bengalí y premio Nobel de literatura, me encontré con una frase que me recordó a Toni y que decía: “Nuestra emancipación se produce a través del sendero del sufrimiento. Y, para ello, debemos dejar libre acceso a la puerta del gozo y abrirla con la llave del sufrimiento”. Pensé que los últimos años de Toni fueron años muy duros y que logró superarlos con el gozo que le producía su pasión por la medicina, gozo que le permitió sobrevolar por encima del sendero del sufrimiento.
La desaparición del Dr. Xaubet ha ocasionado en sus amigos y colegas sentimientos ambivalentes, por un lado, la tristeza que su vacío ha dejado y por otro, la certeza de que a los grandes guerreros, sobre todo los que acumulan cicatrices y heridas abiertas, también les conviene llegar al descanso y a la paz.