Palabras para seguir viviendo, primer premio de la II Edición del Premio SEPAR Relato Breve
Taller de poesía de la quimioterapia. Ejercicio nº 2: Veces que amas la vida cada día (Lista para colgar con imán en tu frigo)
Palabras para seguir viviendo
—Cuando suena el despertador.
—Mientras me ducho.
—Mientras me preparo despacio el vaso de leche.
—Cuando voy en el coche camino del oncólogo y ponen una canción hermosa, una canción de amor… Por ejemplo, Resurrección de Amaral.
—Cuando huelo despacio el alcohol de curar y luego me lo friego por el pecho.
—Cuando paso los dedos por el azul de un mapa.
—Mientras me sacan sangre y abro y cierro la mano y abro y cierro la mano y abro y cierro la mano.
—Cuando paro de toser y respiro anchamente.
—Cuando compro un libro, o lo abro, o lo cierro, o lo huelo.
—Cuando me como un dátil, y me digo: ¡Qué buenos están los dátiles! ¿Habrá dátiles en Europa?
—En el supermercado.
—Cuando me caliento a mediodía la comida.
—Cuando como con alguien y lo miro de pronto y quiero que seas tú.
—Cuando leo algo que me parece bueno, que tengo que contarte.
—Cuando me compro ropa.
—En el parque porque allí toso menos.
—Cuando se me cae el móvil al suelo, o pierdo algo, o se dirige alguien de una ONG a mí en la puerta de El Corte Inglés.
—Cuando ayer bajé a Madrid, estuve en la Gran Vía y caminé muy triste por la Calle Montera.
—Cuando nos pensamos en silencio y a distancia y sé perfectamente que nos estamos pensando así.
—Cuando siento que no hay tiempo suficiente para decirte todo lo que te diría.
—Cuando siento que no puedo decirte nada.
—Cuando le cuento cosas a mi madre antes de ayudarla a acostarse.
—Cuando a veces voy andando por la calle y cierro los ojos y puedo sentir tu lengua o tus brazos en mi lengua o mis brazos.
—Cuando me pongo el pijama.
—Cuando me como una manzana frente al ordenador, leyendo, releyendo, volviendo a releer un correo tuyo desde Ámsterdam.
—Cuando me ato muy bien el pañuelo a mi cabeza.
—Mientras me depilo.
—Mientras clasifico la ropa para poner una lavadora, o la tiendo.
—Mientras hago una lista con todo lo que tengo que hacer antes de acostarme, todo lo que tengo que preparar, todo lo que me tengo que tomar.
—Mientras escucho música clásica planchando.
—Cuando me quedo en silencio, sola, y escucho tu voz o me la invento.
—Cuando entro en youtube y pongo vídeos de Amedeo Minghi.
—Mientras te imagino por esos pasillos en los que ya no estoy, en esas aulas de informática en las que ya no estoy, en las que una vez estuve y te conocí y te besé por primera vez una tarde.
—Siempre que lloro.
—Cuando hace muy buen sol y abro todas las puertas y las ventanas de mi casa para que entre el aire y pueda respirar mejor.
—Si veo una película de amor.
—Si me pongo un poco a soñar despierta.
—Cuando imprimo un email largo tuyo y me lo llevo para leer en la cama.
—Cuando me limpio las palmas de las manos en las rodillas de las mallas negras al volver de la quimio.
—Cuando no consigo conciliar el sueño.
—Cuando noto una opresión en el pecho que no me deja respirar.
—Cuando alguien me dice que estoy más delgada.
—Cuando alguien me dice que estoy muy guapa.
—Cuando me entra el miedo.
—Cuando me siento más viva que nunca.
—Cuando no entiendo nada, o no quiero entender nada.
—Cuando a veces me acuesto antes de tiempo para pensarte.
—A veces, incluso cuando duermo.
—Cuando salgo a la calle y tropiezo con el mundo y no lo veo.
—Cuando miro mucho a un mendigo y me pregunto desde cuándo ha dejado de importarle lo que ocurre en la Tierra.
—Cuando siento que el mundo es un avión no tripulado repleto de pastillas y marionetas tontas.
—Cuando uso el hilo dental.
—Cuando subrayo este verso: “Tu boca es un país donde nunca hace frío”.
—Cuando imagino ciertas fantasías eróticas que nunca me atrevería a escribir en una lista como esta…
Miguel Sánchez Robles