MONOCLONALES Y BIOMARCADORES EN EL ASMA GRAVE.

Rocio García García

Resumen


El manejo terapéutico del paciente con asma grave sigue siendo un importante reto asistencial. El desarrollo de los nuevos agentes monoclonales, dirigidos a mecanismos fisiopatológicos específicos, ha supuesto un transcendental avance en este sentido.

Simultáneamente a la aparición de estos fármacos, ha surgido la necesidad de disponer de marcadores biológicos que permitan diferenciar el tipo de respuesta inflamatoria que acontece en la vía aérea y seleccionar el monoclonal más adecuado para cada situación. Así, los niveles de IgE total y eosinófilos en sangre periférica se han situado como parte fundamental del algoritmo decisional para la indicación de estos tratamientos en la práctica clínica. Otros biomarcadores como la determinación de eosinofilia en esputo o muestras de tejido pulmonar, los niveles de óxido nítrico exhalado o de periostina en sangre también han demostrado su utilidad y su papel puede aumentar en importancia en los próximos años.

No obstante, existen diversos aspectos referentes a la indicación, monitorización y retirada de estos tratamientos que siguen suscitando controversias que son frecuente motivo de debate entre los expertos en el manejo del asma. Comentamos los resultados de una encuesta realizada durante la 26ª Reunión de Áreas de SEPAR, en la que se plantearon diferentes cuestiones a los asistentes, referentes al uso de monoclonales y sus biomarcadores.


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